A modo de sonda y como preparando el terreno, se dejan oír muy a menudo
últimamente declaraciones de personajes más o menos ligados a las diversas
esferas del poder político en el sentido de que nuestro país debería integrarse
plenamente en la estructura militar de la OTAN. Nos parece oportuno explicar
cuál es la situación actual de este asunto y recordar cómo se ha llegado a ella.
Este tema de la pertenencia de España a la Organización del Atlántico Norte
ha servido quizá más que ningún otro para poner de manifiesto la precariedad y
las deficiencias de nuestro sistema democrático. En primer lugar, el ingreso de
nuestro país en la citada organización fue decidido a traición, sin contar con el
pueblo. De repente nos encontramos con un hecho consumado. La formalidad
democrática quedó salvada por el hecho de que el Parlamento español, por
votación mayoritaria, aprobó esa medida. Esto ya es bastante significativo del
carácter puramente formal de nuestra democracia, pues la realidad era que para
esta cuestión en concreto la mayoría parlamentaria que votó nuestro ingreso en
la OTAN no reflejaba el sentir de la población española sobre ese asunto. De
hecho, en la campaña electoral para la formación de ese Parlamento, el tema de
la OTAN no se discutió ni poco ni mucho.
Nadie se pronunció a favor del ingreso en esa alianza militar en aquel debate
electoral; ningún partido incluyó esa medida en su programa electoral. Incluso
era conocido el rechazo a la OTAN del entonces Presidente del Gobierno,
Adolfo Suárez. Y en esas elecciones del año 1979 volvió a vencer la U.C.D. de
Suárez que -repetimos- no se mostraba muy favorable a nuestro ingreso en la
OTAN, seguida de un P.S.O.E. que por entonces también se declaraba anti-
OTAN. No olvidemos que en esa ocasn alcanzó su porcentaje de votos s
alto el Partido Comunista, del cual es bien conocida su oposición -de entonces
y de ahora- a la organización armada del imperialismo.
P
ues bien
,
a espaldas de lo que el pueblo espol pudiera opinar sobre este asunto
,
por presiones y disposiciones e
m
anadas de
m
uy arriba
,
se produjeron en el entra-
m
ado político de nuestro país los ca
m
bios necesarios para que se pudiera to
m
ar esa
desgraciada deter
m
inación
. P
or una especie de golpe de estado secreto en el interior
de la
U.C.D.
,
sin ningún tipo de intervención ni siquiera co
m
prensión
,
por parte del
pueblo
,
de lo que estaba ocurriendo
,
se procedió a la sustitución
,
en la dirección de
la
U.C.D.
y en la
P
residencia del
G
obierno de la nacn
,
del caris
m
ático
A
dolfo
S
uá-
rez por el nefasto
L
eopoldo
C
alvo
S
otelo. Todo ello con el trasfondo del ruido de
sables que se concretó en la intentona golpista del
23
-
F (
1981
)
y el descubri
m
iento
de otra tra
m
a golpista el año siguiente
. E
sto es bastante elocuente acerca de la fragi-
lidad y las carencias democráticas de nuestro sistema político. Las campañas
electorales son simples enfrentamientos de imagen de los líderes políticos sin
verdadera discusión de los temas que interesan, que son luego decididos por
arriba y en función de las presiones de esferas de poder que ignoran a nuestro
pueblo y actúan en contra de nuestros intereses. A estas alturas ya no cabe
ignorar que la crisis interna de la U.C.D. y la inquietud en los cuarteles fueron
factores hábilmente organizados y explotados por quien le interesaba conducir
los asuntos de España en orden a reforzar la Alianza Atlántica.
T
anto fue así
,
que no bas
-
para en
m
endar esta canallada
-
que en las elecciones del
otoño de
1982
alcanzara
m
ayoría absoluta un partido que se haa pronunciado inequí
-
voca
m
ente contra nuestro ingreso en la alianza i
m
perialista
. S
abido es que poco a
poco fue evolucionando el posiciona
m
iento del
P.S.O.E.
de
F
elipe
G
onzález desde
un
«
OTAN
,
de entrada
NO
,
hasta acabar defendiendo el que las cosas per
m
ane-
ciesen co
m
o estaban
. D
ado que ese líder se había co
m
pro
m
etido a organizar un refe-
réndu
m
sobre esta cuestión
, m
aniobró desde el poder para aplazar esa consulta po-
pular hasta haberle dado vuelta co
m
pleta
m
ente a su
m
ensaje y presentarse entonces
co
m
o defensor de nuestra per
m
anencia en la
OTAN.
N
o es difícil i
m
aginarse las pre-
siones que desde los círculos i
m
perialistas se ejercieron sobre el nuevo
G
obierno es-
pañol para que se dejaran las cosas co
m
o estaban
. Y
para salvar las apariencias de-
m
ocráticas era necesario que ese
G
obierno convenciese a los ciudadanos espoles
que votaran
«
SI
»
en el referéndu
m. S
e concretó entonces oportuna
m
ente nuestro in-
greso en la
C
o
m
unidad
E
co
m
ica
E
uropea
para poder a
m
enazar a los españoles
con graves daños econó
m
icos que se producirían si con nuestro rechazo a la
OTAN
de
m
ostráse
m
os poca voluntad de integrarnos en las estructuras europeas
(
co-
m
o si
OTAN
y
CEE
fuesen de alguna
m
anera equivalentes
). A
de
m
ás
F
elipe
G
onzález
llesu osadía hasta a
m
enazar al pueblo español con el vacío político que
-
según
él
-
se produciría si triunfase el
«
NO
».
en el referéndu
m
y tuviese que ad
m
inistrarlo
otro der político
,
en un contexto en el que la única fuerza política del arco parla-
m
entario espol que se pronunciaba contra la
OTAN
era el
P
artido
C
o
m
unista
. E
n
este lance abundan los ele
m
entos que revelan cuanto se llegó a degradar nuestra
de
m
ocracia
:
chantajes y amenazas a los votantes, asignación al referéndum de un
carácter plebescitario-caudillista, demonización y trivialización del P.C.E., que
constituía entonces, la única alternativa política anti-sistema en nuestro país...
P
ero para
m
ás asegurarse la victoria, en extremo dudosa, del «SI» a la OTAN, el
líder socialista se vio obligado a pro
m
eter que
,
en todo caso
, E
spaña per
m
anecería
fuera de la estructura militar de esa organización militar (?). Seguramente se
trata más de una restricción puramente formal que con verdadero contenido real.
De hecho, las bases militares norteamericanas siguieron en nuestro territorio, y
las utilizaron los aviones de la OTAN para sus bombardeos durante la guerra
del Golfo, en la que también intervinieron fuerzas navales españolas, como
hubo también tropas españolas participando incluso en operaciones de guerra en
el marco de la intervención de la OTAN en el conflicto yugoslavo.
A la vista de esos hechos es difícil concretar en qué consiste, en la práctica,
nuestra no-pertenencia a la estructura militar de la OTAN. En esto se siguen
evidenciando s engaños a nuestro pueblo, más quebrantos de un sistema
político que quisiéramos seguir definiendo como democrático pero cuya
naturaleza democrática aparece cada vez más deteriorada.
Pero formalidad o no, lo cierto es que ahí está esa condición sancionada por un
referéndum y que podría acabar adquiriendo una significación real. Pero quieren
que ni siquiera haya lugar a esa esperanza. Ahora se quiere anular esa
restricción de un plumazo, sin previa consulta popular, sin respeto al gran
porcentaje de españoles que votamos «NO». en el referéndum y a los que
votaron «SI» pero con esa restricción. Esto constuye otra burla más a los
procedimientos democráticos y un desengaño para los que se empeñan en no ver
el carácter quimérico y ficticio de nuestra democracia.
Si tanto insistimos en la precariedad de las libertades políticas en nuestro país
no es para que perdamos definitivamente la fe en nuestras instituciones políticas
y nuestra Constitución, sino para que tomemos conciencia de que nuestra
democracia es muy débil y muy inestable, y que es preciso seguir luchando por
perfeccionarla y hacer que se la respete, y hacernos respetar nosotros como
ciudadanos con derechos políticos. En las actuales circunstancias esa lucha
exige que no transijamos más con este timo de la OTAN. Hoy, tras la
desaparición del bloque socialista, que en su día sirvió de pretexto para la
creación de esta alianza militar, se pone más de manifiesto que nunca que la
OTAN es el brazo armado del imperialismo, la garantía de que los pueblos
explotados no puedan oponerse a sus explotadores.
Nuestra liberación y la de todos los pueblos de la tierra, pasa por que en
ocasiones como esta sepamos proceder con la dignidad necesaria para rechazar
este tipo de inventos de los explotadores del género humano.
Octubre de 1996